lunes, junio 06, 2011

Berlín


Berlín
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Noviembre 2010
¿Qué coño hago yo en Berlín?
“Si lo supiera, todo sería más fácil”.Creo que no hay frase más desgastada que ésta.
Pero al bajar del avión se unen esas sensaciones, esas preguntas tan quemadas y repetidas. Al recapitular las respuestas aparecen en la palma de la mano, pero para verlas hace falta serenidad, y esta amiga tiende a escabullirse con facilidad.
La pregunta viene acompañada de un suspiro, y el suspiro de una carcajada resonando en mi cabeza: ¿Qué coño hago yo en Berlín? No lo sé, pero voy a averiguarlo.

En el TXL hay una chica enfrascada en su móvil. Toda una generación así. Me recuerda un poco a la imagen que tuve en su día de Berlín. Desnuda, acostada en mi cama. Podría pasar, pero sé que no. Hay cosas que es mejor dejar enterradas. De todas formas es inevitable ver sus ojos, su sonrisa, sus curvas en cada chica que me cruzo. Es Berlín, era inevitable pensar en ella.

Puede que por eso viniera aquí, para cicatrizar ese algo. Para desmitificarlo. Un paseo por Friedrichschain con algo de comer ayuda, y con una cerveza aún más.

Así que entro en un bar. Un bar heavy. Videos de Cristo y blasfemias varias que hacen que me ría de todo el que se las cree demasiado. Crucifijos invertidos, maquillaje, merchandising, imagen, mierdas varias. Otros van a la Iglesia.

La chica de la barra se fija entre mis ojos. Respira Berlín Este. Pelo corto, negro, mechas moradas, dos mechones a pico rodeando una nuca desnuda con un tatuaje de una estrella. Invita a una historia, a una aventura, a una experiencia por vivir.


Despierto sudoroso e intento reconocer el techo. Miro el reloj. Las 5 de la mañana. Perdón, las 4. Miro las sábanas, las cortinas, las paredes. Miro una estantería llena de libros que no conozco en un idioma que por familiar que me resulte no es más que un trabalenguas para mí. Hay una suave luz roja, viene desde una lamparita en la mesilla de noche cubierta por un pañuelo. A mi lado la figura delgada, cubierta hasta la cintura, espalda tatuada vuelta hacia mí. Estudio los tatuajes un segundo, los esbozo con mis dedos sin llegar a tocarla, y mi mirada se pierde en la curva de su cintura, sigue su contorno hasta un mechón de pelo y descubre una nuca con una estrella dibujada.

Y qué coño hago yo en Berlín...

Queriendo evitarle la incomodidad de amanecer con un extraño me visto sin hacer ruido y me marcho del piso. Grandes aventuras, puede, pero dura el mal sabor de boca que me dejó esta ciudad antes de conocerla.

En el camino al hotel sólo puedo sonreír. Respirar, sonreír, fumar. No es el THC. No son las endorfinas. Es un aire de esta ciudad. Es la chica que pasa sonriente en su bicicleta. Es la relajación de las terrazas y los cafés, de las conversaciones entre grupos de amigos sonando de fondo. Es respirar la vida de Berlín.

Durante todo el día me dedico a recorrer la ciudad, a caminar de un lado a otro empapándome de todo lo que me rodea. En mi cerebro bombean ideas nuevas a cada paso, tantas que se convierten en inteligibles, son sólo voces de fondo diciendo un millar de cosas a la vez mientras paseo, relajado y tranquilo y dejando que fluyan. Después de más de diez horas caminando, parando sólo para comer algo, vuelvo al hotel. Después de lo que parece un millón de pasos y un billón de ideas.

Un amigo solía decirme: “Quien no sabe estar sólo es porque no sabe estar consigo mismo.” Siempre me acostumbré a la soledad, y estar conmigo mismo, aunque resulte a veces cansado, aunque en rachas se vuelva excesivo, siempre fue un bien necesario para mí. En este momento, es la paz necesaria, es claridad mental. Es salir de un ambiente donde rodeado de gente nunca estoy a gusto, y verme en otro lugar donde apenas conozco a nadie y nadie me conoce, donde sólo estoy yo. Cinco días, un bien necesario.

Ya llegarán los tiempos de echar en falta el contacto humano. Ya llegará el momento de buscar a alguien con quien compartir mis ideas. Ya llegarán otros momentos para pensar que, a pesar de todo, hay algo bueno en las personas. De momento me conformo con ver algo bueno en el mundo.

2 comentarios:

Nando GM dijo...

Escrito como dice arriba en Noviembre de 2010. Estoy repescando cosas. Digitalizando manuscritos. Retocando alguna cosilla.

Espero que guste.

Mientras Nadas dijo...

sí, gusta.