lunes, diciembre 24, 2012

Toc Toc.

Toc toc

Retumba una puerta en el fondo de mi cabeza.
Me asomo a abrir.

-Hola. ¿Qué tal? Venía a traerle un paquete. Firme aquí por favor.

Firmo con letras grandes y estilizadas. Nunca he escrito así, pero tampoco voy a firmar de verdad por un paquete que no me corresponde.

-¿Qué hay dentro? -pregunto.

-Sólo un poco de melancolía.

Abro el paquete y caigo dentro de él, hasta su fondo de arena y sal y romper de olas infinito. Brilla un fuerte sol de invierno en esta caja. Tras de mí, una muralla. Al frente, un espigón. A la derecha una cuesta que sube hacia la niebla impenetrable, a la izquierda una roca cuadrada. La roca-barco, la llamábamos hace ya una eternidad.

Una figura sentada en la roca mira hacia las olas. Viste con una sudadera verde y vaqueros, una pequeña mochila de piel a la espalda, larga melena.

Maldita caja de melancolía.

Miro hacia la niebla y de nuevo a la roca. La figura ya ha desaparecido. La niebla se levanta.

Levanto la cabeza y oigo el portazo al cerrar en las narices del pobre mensajero. Tiro la caja lejos, muy lejos. Con ella se va todo, se van todos, se queda la nada. Me acoge, me acaricia y me susurra al oído que todo irá bien. Me conforta, me arrulla y me dice que ya ha pasado.

Ya ha pasado. Ya vuelve la nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustan tus textos pero veo que desde Navidad no públicas nada nuevo.Buen uso de la palabra escrita y estilo muy definido ,a ver sí de nuevo te animas a escribir!